domingo, 31 de octubre de 2010

EL TRABAJO EN LAS GRANDES ALTITUDES

Mineros Peruanos saliendo de entrada de mina (Foto MINEM)


El Trabajo en la Gran Altitud Demanda un Mayor Consumo de Oxígeno

En los países andinos un gran porcentaje de la población vive y trabaja en altitudes superiores a 3000 metros. En el Perú casi la totalidad de las empresas mineras, el transporte, la agricultura y muchas otras industrias comprometen el esfuerzo de muchos trabajadores quienes expuestos a grandes altitudes son exigidos física y mentalmente. Más aun, el estado está estimulando la constitución de nuevas empresas disminuyendo los impuestos a aquellas que se formen encima de 3000 metros sobre el nivel del mar (msnm).

Todas estas actividades demandan que el trabajador consuma una mayor cantidad de oxígeno. A medida que se gana altura sobre el nivel del mar, la presión total del aire (presión barométrica) y el contenido de oxígeno del aire ambiental van disminuyendo gradualmente y con ellos el rendimiento del trabajo.

Estos son principios ya aceptados que afectan a los lugares de trabajo. Se ha comprobado por ejemplo, que el tiempo necesario para hacer un túnel en Colorado, a 3300 msnm, fue un 25 % mayor que el que llevó a hacer una obra equivalente a nivel del mar y que los efectos de la altitud contribuyeron al retraso (Reeves J. et al en Enciclopedia de Seguridad y Salud en el Trabajo).

No sólo es mayor la fatiga muscular, sino que la función mental también se deteriora. La memoria, la capacidad de cálculo, la precisión y la capacidad en la toma de decisiones y la capacidad de juicio también se alteran. Los científicos que trabajaban en el observatorio de Mona Loa, en la isla de Hawai, a una altitud superior a 4000 msnm observaron que necesitaban más tiempo para hacer las operaciones de cálculo y que cometían más equivocaciones que cuando estaban a nivel del mar.

Un factor decisivo en el rendimiento profesional a gran altitud es el mantenimiento del aporte de oxígeno a los tejidos. Los humanos tenemos mecanismos compensatorios contra los estados de baja concentración de oxígeno (hipoxia). El más importante es el aumento de la frecuencia respiratoria, que comienza cuando la presión de oxígeno en la sangre arterial disminuye (hipoxemia) y que se encuentra a todas las altitudes superiores al nivel del mar, se incrementa progresivamente al aumentar la altitud y es nuestro mecanismo de defensa más eficaz contra los bajos niveles de oxígeno en el medio ambiente.

El proceso por el que aumenta la respiración a grandes altitudes se llama aclimatación ventilatoria que revisaremos en otro artículo.

Una persona no aclimatada tiene pocas probabilidades de sobrevivir a altitudes superiores a 6000 msnm, mientras que los alpinistas aclimatados o adaptados pueden llegar a la cumbre del Everest (8848 msnm) sin suministro alguno de oxígeno.




La Rinconada, 5400 msnm, 11 000 habitantes, pueblo minero en San Antonio Putina, Puno, Perú (Marco Gamarra-El Comercio-GamaPerú)

Así en trabajadores sanos que van a laborar en la altura tenemos cuatro grupos:

1.- Los nativos de la altura que viven en la altura y están adaptados realizan su actividad laboral en la altitud en forma normal.

2.- Los nativos del nivel del mar que viven y ya están adaptados a la altura también realizan su actividad laboral en forma normal.

3.- Los nativos del nivel del mar que van a trabajar a la altura en quienes la aclimatación ventilatoria es el mecanismo adaptativo compensatorio.

4.- Los nativos del nivel del mar o de la altura que tienen exposiciones intermitentes a la altura por razones de trabajo. En esta condición cada vez más frecuente (trabajan en la altura y van de días de descanso a su hogar a nivel del mar), la aclimatación ventilatoria es intermitente y más rápida.

El tiempo necesario para lograr la aclimatación ventilatoria, y la magnitud de ésta, varía de unas personas a otras a una altitud dada y también depende de la magnitud de la propia aclimatación conseguida. Una de las razones más importantes es la gran variación que existe entre los individuos en su respuesta a la hipoxia.


Dr. Aquiles Monroy