HOMENAJE AL PROFESOR EMILIO MARTICORENA
Como homenaje a nuestro maestro en el Hospital de Chulec, hacemos la transcripción publicada en la Revista; “Anales de Medicina y Socorro de Montana” de la Sociedad Española de Medicina y Auxilio de Montaña 2007, No 5 que recoge en gran parte el reconocimiento de la comunidad médica mundial a su incansable aporte a la medicina de la Altura.
(Aquiles Monroy)
In memoriam
Dr. Emilio Marticorena Pimentel (1928–2007) Oscar Castillo Sayán
Miembro Investigador del Instituto Nacional de Biología Andina (INBA)
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú
Don Emilio, como solía saludarlo cuando llegaba al Instituto, nació el 20 de mayo del año 1928, en una villa llamada Villa de Arma en la provincia de Castrovirreyna-Huancavelica (3700 msnm).
Sus estudios escolares los realizó en el Colegio Salesiano de Huancayo y los culminó en el Colegio Alfonso Ugarte en Lima.
Estudió medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). El periodo de internado lo llevó a cabo en el Hospital Obrero del Seguro Social en Lima. Obtuvó el grado de bachiller otorgado por la UNMSM en el año 1955, con su tesis titulada «Probable influencia de las grandes alturas en la determinación de la persistencia del conducto arterioso: observaciones realizadas en 3.000 escolares de altura». Posteriormente recibió el título de médico cirujano por la UNMSM.
Realizó estudios de post-grado en cardiología en la Universidad de Stanford (1961-1963), en la Universidad de Pennsylvania (1963-1964), en el Centro Médico Presbiteriano de San Francisco (1968) y en el Instituto de Cardiología del Estado de São Paulo (1974).
Luego obtuvo el grado de doctor en el año 1971 por la UNMSM con su tesis titulada «Edema agudo pulmonar de altura: epidemiología, estandarización de su severidad, evaluación de su terapia».
En el año 1976 obtuvo el título de especialista en cardiología y al año siguiente el título de especialista en medicina interna, ambos en la UNMSM.
Fue jefe del Servicio de Cardiología, director y jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Chulec, de Centromin Perú, en la Oroya (3780 msnm), donde inició sus trabajos de investigación relacionados a la rehabilitación coronaria por efecto de la hipoxia natural.
Fue profesor principal de la Facultad de Medicina de la UNMSM, docente investigador permanente del Instituto Nacional de Biología Andina (INBA) de la UNMSM, director del INBA (1998-2000), jefe del Servicio Docente de Cardiología del Hospital Nacional Arzobispo Loayza y jefe del Servicio de Cardiología de la Clínica Universitaria de la UNMSM.
En el año 2002 fue nombrado profesor emérito de la UNMSM.
Algunos de sus méritos fueron los siguientes: Premio a nivel nacional (compartido) de la Sociedad Peruana de Cardiología, en 1958; fundador y presidente de la filial del centro de la Sociedad Peruana de Cardiología en Huancayo (3270 msnm); fundador del Centro de Investigaciones Médicas de la Altura (CIMA) del Hospital de Chulec en La Oroya; iniciador de las Jornadas Internacionales de Medicina y Cirugía de Altura en La Oroya (1970); fundador de la Federación de Montañismo y Deportes de Invierno, del Instituto Peruano del Deporte (IPD) en Lima (1992); distinción honorífica y medalla al mérito - aporte a la profesión médica y a la investigación del Colegio Médico del Perú (1992); fundador y primer presidente del Club de Andinismo Médico de La Oroya, probablemente el único club de montañismo que agrupa cardiópatas coronarios (1997), Honor al Mérito del Hospital Las Palmas, de la Fuerza Aérea del Perú (1998), iniciador y primer presidente del Consejo Científico de Esfuerzo Físico y Rehabilitación Coronaria de la Sociedad Peruana de Cardiología (1997-1999).
Fue miembro de numerosas asociaciones, entre ellas: Sociedad Peruana de Medicina Interna, Academia Nacional de Medicina, Academia Peruana de Salud, Sociedad Peruana de Geriatría, Sociedad Peruana de Cardiología, Asociación Americana de Rehabilitación Cardiovascular y Pulmonar, Consejo Científico de Pacientes Cardiológicos, Sociedad y Federación Internacional de Cardiología y Sociedad Internacional de Medicina de Montaña.
Participó en innumerables conferencias, tanto a nivel nacional como internacional. Asimismo publicó más de un centenar de trabajos en revistas nacionales e internacionales y libros.
En los últimos 20 años, su interés se centró en el área de la enfermedad coronaria, concretamente en rehabilitación cardíaca coronaria utilizando hipoxia natural y simulada. En efecto, en 1990 la UNMSM y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC) publicaron un texto con sus primeras investigaciones en el área referida, estableciendo la posibilidad de utilizar hipoxia natural para la rehabilitación cardíaca coronaria, desplazando a pacientes coronarios hasta 5200 msnm, que fueron, por lo tanto, los primeros que en el mundo utilizaron tales alturas con el propósito de ser rehabilitados. En el año 1995 diseñó un proyecto alternativo utilizando hipoxia simulada en la cámara hipobárica del hospital de Las Palmas, facilitada por la Fuerza Aérea del Perú, donde realizó este procedimiento en forma rutinaria hasta la fecha de su deceso. Su interés por la investigación del hombre y la altura fue un hecho permanente. La exploración científica previa a su abordaje coronario con hipoxia, tuvó siempre un rasgo muy particular explorando áreas críticas de la medicina de altura.
Contribuyó a la aclaración de dogmas respecto del hombre y la altura. Algunos ejemplos de ello son los siguientes: Sobre el electrocardiograma y la altura. Concluyó que es relativo aseverar que el electrocardiograma del individuo de altura «muestra invariablemente hipertrofia ventricular derecha», dado que el mismo está en función del nivel de altitud, por lo cual, deberá reconocerse tantos modelos electrocardiográficos como niveles de altura pueden citarse. Este conocimiento es básico para evitar errores de interpretación clínica en pacientes de diferentes alturas. Lo mismo sucede con la interpretación de la hipertensión pulmonar y la altura.
Sobre el edema agudo pulmonar de altura. Previo a las investigaciones del Profesor Marticorena, esta enfermedad tenía en el mundo una elevada mortalidad, entre otras explicaciones, probablemente por la profusa y heterogénea farmacopea utilizada en el intento de controlar con drogas esta entidad. Las investigaciones del Dr. Marticorena definieron claramente que el reposo y el oxígeno son lo más adecuado, y descartaron el tratamiento del edema agudo pulmonar de altura con fármacos.
Sobre la presión arterial sistémica. Concluyó que la presión sistémica catalogada como «hipotensión» es sólo una variable fisiológica del habitante de la altura. No obedecería a condiciones étnicas, dietéticas, culturales, etc. puesto que puede darse en individuos del nivel del mar que se constituyen en residentes permanentes de altura pero conservan sus hábitos dietéticos, culturales, etc. Por tanto, obedecería más bien al efecto permanente de la altitud.
Debo poner énfasis en que su enfoque, fruto de sus investigaciones, facilitó un mejor entendimiento del paciente y habitante de altura. En contraste con la ortodoxia sobre los efectos nocivos de la misma, el utilizar la altura —en su forma natural o simulada— en rehabilitación coronaria, así como haber descartado exquisitamente el tratamiento farmacológico de una entidad crítica como el edema agudo pulmonar de altura —por lo menos hasta la fecha— tipifican al Dr. Marticorena como un auténtico explorador de la medicina de altura.
Un aspecto que lo caracterizó en su vida profesional fue siempre el meticuloso manejo clìnico de cada uno de sus pacientes, su evolución y tratamiento, restando importancia incluso a sus merecidos honorarios profesionales.
Estimado Profesor, Colega y Amigo, descansa en paz.